Este año se cumplen 50 años de la creación de una prenda que revolucionó la moda, escandalizó a los puritanos y encantó a las mujeres: La minifalda, que nació del ingenio de una diseñadora londinense llamada Mary Quant. Una mujer nacida en 1934, de carácter alegre, divertido y anticonvencional.
En realidad la historia comenzó unos años antes, en 1957, cuando Quant abrió en Londres su primera boutique, Bazaar, situada en Kings Road, la mítica calle de la moda que tuvo su mayor gloria en las décadas de los 60 y 70.
Los 50 fueron unos años aún de postguerra. Una época dura y austera para muchos europeos, que intentaban recuperarse del desastre de la segunda gran contienda mundial. Hacía falta iluminar el ambiente. Las primeras minis eran muy discretas, a penas unos 15 cm por encima de la rodilla, lo que, sin embargo, se consideró entonces el colmo del descaro y el atrevimiento.
¿Por qué la minifalda era considerada un descaro?
En realidad había motivos: tanta exhibición era algo que jamás se había visto y que significó una explosión de alegría para todos; una liberación, tanto para las usuarias como para los caballeros, que observaban maravillados las piernas de las jovencitas que se aventuraban a lucirla por las calles, dando lugar incluso – aunque ahora nos de la risa- a más de un accidente automovilístico.
Una de las primeras Top Models, la británica Twiggy, se convirtió en la imagen de la mini y de la nueva estética creada por la diseñadora, que fue bautizada como Chelsea Look. La prenda causó sensación obteniendo un éxito fulgurante: Las grandes celebritiesde la época adoptaron inmediatamente y con gran entusiasmo a la recién nacida faldita, siendo imitadas por miles de mujeres.
Brigitte Bardot, Patty Boyd o Nancy Sinatra fueron algunas de la multitud de famosas que la incorporaron a sus estilismos, ayudando con ello a convertirla rápidamente en un icono de moda. ¡Larga vida a la minifalda!
Fuente: Miss Forty